El Artículo textualmente dice lo siguiente:
“A pesar de la poca importancia que tiene el tema juventud en la política nacional, se debe estar consciente de la relevancia estratégica que éste puede tener como un elemento diferenciador entre los candidatos para captar los votos indecisos y primerizos en las elecciones de diciembre próximo. Sin embargo, la implementación de una política sobre la juventud en Chile carece de un proceso social de reflexión y crítica fundamentada.
Existen consensos teóricos en torno a algunas características que la mayoría de los jóvenes presenta. La primera es la sensación de inseguridad para mejorar su calidad de vida, producida por la incertidumbre laboral, por no tener una educación equitativa. Esto se complementa con un reciente estudio del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) que identifica las principales causas que impiden estudiar a los jóvenes: problemas socioeconómicos y su prioridad por encontrar trabajo. Sólo 33% de las personas entre 19 y 24 años estudia. La inseguridad se conjuga con la falta de posibilidades en áreas como la cultura, el arte y el deporte, que bien podrían ser fuentes laborales profesionales.
Otra característica es el individualismo por el premio al esfuerzo y la competencia desigual. El mismo estudio del Injuv indica que las principales características de Chile, según los jóvenes, son el consumismo y la falta de igualdad de oportunidades. Una tercera característica es el desencanto con la política y, en mayor medida, con las personas que la ejercen debido a que no se identifican con ellas. Si en 1988 era 36% del electorado, hoy no sobrepasa el 17%; este desencanto aleja del entendimiento de los procesos políticos y sus coyunturas. Olvidamos que la competitividad de capital humano se crea con sujetos crítico- argumentativos de su entorno, activos y emprendedores. Al respecto, sólo 15% de los jóvenes entre 25 y 29 años estudia. Esto hace suponer que los postgrados son cursados por elites.
Hay que contribuir a que los jóvenes generen ideas innovadoras, lo que sólo puede incentivar el fomento a la lectura mediante la reducción de los precios de los libros. También es necesario instalar en el debate la inclusión social de los jóvenes rurales, coordinar programas de salud y acceso a la vivienda para menores de 30 años, potenciar instituciones educacionales estatales en regiones, las principales contribuyentes para descentralizar el país. Además, debemos atrevernos a discutir sobre el uso y manejo de la marihuana o la profesionalización de la política con recursos estatales destinados a todos los partidos para garantizar una formación de calidad para los políticos y líderes del futuro.
A modo de ejemplo, basta con decir que sólo al programa de “Vacaciones Tercera Edad” se le asigna más presupuesto que a todo el Injuv a nivel nacional (2 mil 291 millones de pesos versus mil 990 millones de pesos para 2005 aproximadamente). La sociedad debe entender que los jóvenes merecen mucho más que programas como Mekano, que hacen dormir en la fantasía del consumo y en la evasión de los problemas”.
El artículo de su fuente original en: La juventud en el año electoral
3 comentarios:
Insisto en contribuir en el hecho de que el problema de las y los jóvenes del país es un tema político electoral y también de perspectiva de juventud en el Gobierno o mas bien de prioridad que tiene como elemento de causa lo primero que señalo.
La pregunta es si sabemos que hacer y cuanto inventir el tema pasa por cómo seducimos desde la juventud para que los cambios requeridos sean efectivamente realizados.
Atte.
Gonzalo PRieto
Gracias Gonzalo por tu comentario. Sin duda las preguntas que haces son las medulares en este proceso. No habrá políticas públicas juveniles potentes, no habrá más plata para programas juveniles gubernamentales, no habrá leyes que fomenten el asociacionimso juvenil si es que la juventud no se toma las urnas.
El mundo político le tema a la juventud. Nunca van a debatir de verdad lo que significa que los jóvenes tengan la posibilidad de votar y elegir a sus representantes.
El día que así sea, muy pocos de los que hoy gozan de la embestidura de la honorabilidad, mantendrán su estatus.
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