jueves, 13 de julio de 2006

Estado, Gobierno y Ciudadanía Juvenil

En el contexto del último estudio realizado por la empresa Adimark, en que constata que en el mes de junio de 2006, el nivel de aprobación a la gestión de la presidenta de Chile Michelle Bachelet cayó 10,3 puntos porcentuales, situándose ahora en el nivel de 44.2% de aprobación, surgen diversas interpretaciones y análisis, los que transitan desde los enmarcados por la autocomplacencia, la autocrítica, las cegueras de no querer ver los problemas, como así también de aquellos que ven en estos resultados oportunidades de hacer mejor las cosas.

Sin embargo, me quiero detener en un antecedente que es pertinente destacar, más aún cuando fuimos espectadores de un “movimiento ciudadano” que sin duda alguna trastocó las agendas del Estado, de las organizaciones sociales y gremiales, como así también, en la forma de mirar a un grupo social altamente excluido en Chile, como los es la juventud.

Respecto de ello, el estudio de Adimark indica que el nivel de rechazo, o desaprobación a la gestión presidencial, alcanza en junio al 34.8%, con un alza significativa respecto al 20.9% observado en mayo. La presidenta deteriora su apoyo muy marcadamente entre los jóvenes, especialmente en el tramo 18-24 años de edad. En este grupo, su nivel de aprobación cae casi 13 puntos con una fuerte subida en el rechazo. Esto prueba que los efectos del conflicto estudiantil no se habían terminado de reflejar en la encuesta de mayo de 2006.

Sin embargo, más allá de las coyunturas y conflictos por los que pase un país, el tema de la tensa relación que ha existido desde muchos años entre el Estado, los Gobiernos y la juventud, debieran ser abordados con seriedad, rigurosidad y voluntad política. Pienso que hoy en día en Chile se abren oportunidades inimaginables de avanzar en esta materia, que transita por la participación, el derecho, la ciudadanía y las reivindicaciones.

En este contexto, vale mirar y adentramos en descubrir las claves de la participación juvenil en nuestra sociedad actual. Así nos encontramos con diversas esferas que nos muestran un panorama muchas veces nada alentador. La juventud “no está ni ahí”, dicen algunos. Sin embargo, estas miradas están condicionadas al lente que se ha optado usar para ver la realidad cuando nos referimos a su participación en su vida social y comunitaria. Es así que abordar la “ciudadanía” como un eje central en esta discusión, nos permite adentrarnos en el verdadero sentido que tiene para la juventud la participación y su protagonismo social. Esto implica precisar cuál es el alcance que la “ciudadanía” tiene para la realidad juvenil de hoy, y cuál es el horizonte que se asoma para el futuro de la región y el país.

Visto desde esta perspectiva, una mirada es que la “ciudadanía” responde a una construcción de tipo histórica, donde elementos de orden político y cultural han ido configurando concepciones del derecho, del poder y del funcionamiento de la vida en sociedad. Es así que en un primer momento la concepción liberal nos remitió a una idea de “ciudadanía” que implica el ejercicio de derechos civiles y políticos. Dicho de otra manera, el ciudadano es el “individuo” que, a través del ejercicio de ciertos derechos, protege su libertad, participando del sistema político a través del acto de emitir el voto y a través de la representación que ejercen los poderes ejecutivo y legislativo.

Dado lo limitado de esta concepción, que en el caso de la juventud tiene consecuencias prácticas al ser ciudadano sólo aquel que participa formalmente del sistema político votando y eligiendo, se desarrolla una concepción de orden socialdemócrata que se funda en la inclusión de nuevos derechos (económicos, sociales y culturales) hablándonos del ciudadano como aquel que es depositario de derechos que le son propios: trabajo, salud, educación, vivienda, identidad cultural, etc. Por lo tanto, se traslada el tema de la “ciudadanía”, de lo individual a una dimensión más colectiva, y luego desde el puro ejercicio de derechos liberales a un conjunto de nuevos derechos que le corresponde a la sociedad entera garantizar. Si observamos esta definición, el concepto de “ciudadanía” no sólo se limita a la dimensión de la participación política, sino al conjunto de prácticas de asociatividad y de comunicación del espacio público.

Pienso que es ésta la concepción de “ciudadanía” que el Estado debiese adoptar y profundizar. Por ello, más que referirnos a la titularidad de derechos, el acento debe estar puesto en el fomento de una cultura participativa en los jóvenes que posibilite el desarrollo de una ciudadanía activa y responsable, interviniendo desde su entorno en la construcción de una sociedad democrática, solidaria y tolerante. El desafío fundamental de esta concepción de “ciudadanía” es el impulso a políticas que reconozcan las formas propias de participación, expresión y organización de los jóvenes. En torno a esto, subyace la emergencia del reconocimiento y aceptación de la diversidad como elemento característico de los mundos juveniles. El “derecho a ser diferente” obliga al desarrollo de acciones que equilibren armónicamente igualdad y diferencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo lo que padece la juventud en torno a que no es prioritara, cambiaría si los jóvenes se inscribieran en los registros electorales y votaran. Ahí, las ofertas de mejor educación, acceso a la salud, a la cultura y al tiempo libre sobrarían.
Felicitaciones, buen punto de vista en este artículo para mirar lo que sucede con la juventud en Chile.

Juan Luis Esquivel.
Estudiante de Derecho
Santiago

Anónimo dijo...

Cuando los jóvenes tengan claridad que las posibilidades de que las cosas cambien para su favor están más cerca de lo que cree.
Si tan solo el 10% de los jóvenes que no están inscritos lo hiciese y votasen en las elecciones, los candidatos que ellos elijan tienen muchas posibilidades de salir electos, por lo que su representatividad estaría asegurada, lo que hoy no sucede con este sistema binominal.

Viviana Cortés Milla
Periodista
Concepción

Anónimo dijo...

No es malo poder posicionar el rol y preponderancia que la juventud tiene hoy en nuestras sociedades. Los métodos utilizados para esto pueden ser diversos, sin embargo es lamentable que por medio de la tensión extrema y el conflicto, los temas que tiene que ver con la juventud sean puestos en el tapete público.
Felicitaciones por el Blog, me parece que los temas publicados son tratados con rigor.

Saludos de una Chilena desde Lima, Perú.
Patricia Cortés Milla